24/10/2022
La presión arterial es un pilar fundamental en la evaluación de nuestra salud cardiovascular. Representa la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias mientras el corazón la impulsa por todo el cuerpo. Entender sus valores es tan importante como saber cómo reaccionar cuando se presentan desviaciones, ya sea hacia arriba (hipertensión) o hacia abajo (hipotensión).

Medida en milímetros de mercurio (mm Hg), la presión arterial se compone de dos cifras clave:
- Presión Sistólica: Es el valor más alto y se registra cuando el corazón se contrae y bombea la sangre. Refleja la presión en las arterias durante el latido cardíaco.
- Presión Diastólica: Es el valor más bajo y se mide cuando el corazón está en reposo, entre latidos. Indica la presión en las arterias cuando el músculo cardíaco se relaja y se llena de sangre.
Si bien estos valores pueden fluctuar ligeramente a lo largo del día debido a diversos factores, una presión arterial que se considera dentro del rango normal es de 120/80 mm Hg.
- ¿Qué se considera Presión Arterial Baja (Hipotensión)?
- Síntomas Asociados a la Presión Baja
- Causas Comunes de la Presión Arterial Baja
- Tipos Específicos de Hipotensión
- ¿Cómo Actuar para Subir la Presión Baja?
- La Influencia de la Postura en la Presión Arterial
- Preguntas Frecuentes sobre la Presión Baja
¿Qué se considera Presión Arterial Baja (Hipotensión)?
La presión arterial baja, conocida médicamente como hipotensión, se define generalmente cuando las mediciones son inferiores a 90 mm Hg para la presión sistólica y menores a 60 mm Hg para la presión diastólica. Es importante destacar que para muchas personas, tener una presión ligeramente por debajo de estos valores puede ser normal y no causar ningún problema de salud significativo.
Sin embargo, la peligrosidad de la hipotensión no solo reside en las cifras, sino también en su causa subyacente, la rapidez con la que se presenta y los síntomas que la acompañan. Algunas personas pueden vivir con presión baja sin inconvenientes, mientras que para otras puede ser indicativo de una condición más seria o provocar situaciones de riesgo.
Síntomas Asociados a la Presión Baja
Los síntomas de la hipotensión varían en severidad. En casos leves o moderados, una persona puede experimentar:
- Mareos o aturdimiento
- Sensación de desmayo o incluso desmayos (síncope)
- Visión borrosa o alterada
- Náuseas
- Fatiga o debilidad
- Pulso débil y rápido
- Falta de concentración
- Dolor de pecho (en casos severos)
Estos síntomas, aunque a menudo no son graves en sí mismos, pueden llevar a situaciones de riesgo, como caídas o accidentes, especialmente en personas mayores, donde las consecuencias de una caída pueden ser más severas. Es fundamental no confundir estos síntomas con los de la presión alta, que son diferentes.
Existe también la hipotensión severa, que puede desencadenar un estado de shock. El shock es una emergencia médica grave donde el flujo sanguíneo es insuficiente para suministrar oxígeno y nutrientes vitales a los órganos del cuerpo, lo que puede dañar estos órganos e incluso poner en peligro la vida.
Además, la hipotensión puede ser un síntoma de otras condiciones médicas subyacentes más riesgosas, como problemas cardíacos o trastornos endocrinos. En estos casos, la presión baja no es el problema principal, sino una señal de alarma de una enfermedad que requiere tratamiento específico.
Causas Comunes de la Presión Arterial Baja
La presión arterial no es un valor estático; fluctúa naturalmente a lo largo del día influenciada por factores como la posición corporal, la respiración, lo que comemos, si estamos bajo estrés, el uso de ciertos medicamentos e incluso la hora del día. Por ejemplo, es común que la presión sea más alta por la mañana y disminuya por la noche. Estas variaciones son normales.
Sin embargo, existen múltiples condiciones y factores que pueden provocar una caída significativa y preocupante de la presión arterial:
- Deshidratación: La pérdida excesiva de líquidos del cuerpo por sudoración intensa, vómitos, diarrea o ingesta insuficiente de agua reduce el volumen de sangre, lo que disminuye la presión.
- Problemas Cardíacos: Afecciones como una frecuencia cardíaca muy lenta (bradicardia), problemas con las válvulas cardíacas, insuficiencia cardíaca o un ataque cardíaco pueden afectar la capacidad del corazón para bombear suficiente sangre, resultando en hipotensión.
- Trastornos Endocrinos: Problemas con las glándulas que producen hormonas, como la tiroides (hipotiroidismo o hipertiroidismo), insuficiencia suprarrenal o hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre), pueden influir en la regulación de la presión arterial.
- Pérdida de Sangre: Una hemorragia significativa debido a una lesión, cirugía o sangrado interno reduce drásticamente el volumen sanguíneo y, por ende, la presión arterial.
- Infecciones Severas (Shock Séptico): Cuando una infección entra al torrente sanguíneo y se propaga por el cuerpo (sepsis), puede causar una caída peligrosa de la presión arterial a medida que los vasos sanguíneos se dilatan.
- Reacciones Alérgicas Severas (Anafilaxia): Una reacción alérgica grave y repentina puede provocar una caída drástica de la presión arterial como parte del shock anafiláctico.
- Falta de Nutrientes: Deficiencias en la dieta, particularmente de vitamina B12 y ácido fólico, pueden llevar a anemia (producción insuficiente de glóbulos rojos), lo que afecta la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y puede resultar en presión baja.
- Ciertos Medicamentos: Fármacos para la presión alta, diuréticos, medicamentos para el Parkinson, algunos antidepresivos y medicamentos para la disfunción eréctil pueden tener la hipotensión como efecto secundario.
Tipos Específicos de Hipotensión
La hipotensión se puede clasificar según las circunstancias en las que ocurre:
- Hipotensión Ortostática (o Postural): Es una caída repentina de la presión arterial que sucede al ponerse de pie después de estar sentado o acostado durante un tiempo. Generalmente dura unos segundos o minutos y puede causar mareos o desmayos.
- Hipotensión Postprandial: Ocurre después de comer, especialmente comidas copiosas. La sangre se dirige en mayor cantidad al tracto digestivo, lo que puede causar una caída temporal de la presión en otras partes del cuerpo. Es más común en adultos mayores.
- Síncope Vasovagal (o Neuromediado): Es el tipo más común de desmayo. Ocurre cuando una respuesta exagerada del sistema nervioso autónomo causa una disminución repentina de la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Puede ser desencadenado por estar de pie por mucho tiempo, el calor, el miedo, el dolor o la vista de sangre. Es más común en personas jóvenes.
- Hipotensión Severa por Shock: Como se mencionó, esta es una condición de riesgo vital que resulta de una caída extrema de la presión arterial debido a causas graves como pérdida masiva de sangre, infecciones generalizadas, reacciones alérgicas severas o problemas cardíacos agudos.
¿Cómo Actuar para Subir la Presión Baja?
La forma de actuar ante la presión baja depende de la causa, la severidad y si es un evento aislado o recurrente. Si la hipotensión es leve, no presenta síntomas molestos y no es recurrente, puede que no requiera intervención médica.
Sin embargo, si experimentas síntomas o la presión baja es persistente, es fundamental consultar a un profesional de la salud para identificar la causa subyacente.
Para episodios leves de presión baja sin síntomas de alarma, o como medidas complementarias bajo supervisión médica para la hipotensión crónica, existen algunas acciones generales que pueden ayudar a elevar la presión:
- Aumentar la Ingesta de Sal: La sal (sodio) puede ayudar a retener líquidos y, por lo tanto, a elevar la presión arterial. Sin embargo, esto debe hacerse con precaución y preferiblemente bajo indicación médica, ya que un exceso de sal puede ser perjudicial, especialmente si hay riesgo de problemas cardíacos.
- Beber Más Agua: Mantenerse bien hidratado es crucial, ya que la deshidratación es una causa común de presión baja. Aumentar la ingesta de agua y otros líquidos puede ayudar a aumentar el volumen sanguíneo.
- Usar Medias de Compresión: Estas medias elásticas ayudan a comprimir las piernas y los pies, lo que mejora la circulación sanguínea y ayuda a que la sangre retorne al corazón, reduciendo la acumulación de sangre en las extremidades inferiores.
- Cambiar la Postura Lentamente: Especialmente para la hipotensión ortostática, es vital evitar levantarse bruscamente. Realizar movimientos graduales y lentos al pasar de estar acostado a sentado, y de sentado a de pie, puede ayudar a prevenir la caída repentina de la presión.
- Comer Comidas Pequeñas y Frecuentes: Para contrarrestar la hipotensión postprandial, comer porciones más pequeñas a lo largo del día en lugar de dos o tres comidas grandes puede ayudar a que el cuerpo no necesite desviar tanta sangre al sistema digestivo de una sola vez.
Si la presión baja es recurrente o se asocia con síntomas preocupantes, es imprescindible buscar evaluación médica. Un cardiólogo u otro especialista podrá realizar un diagnóstico preciso y recomendar el tratamiento específico para la causa subyacente.
La Influencia de la Postura en la Presión Arterial
La posición de nuestro cuerpo tiene un impacto significativo en los valores de la presión arterial. Esto se debe a los ajustes hemodinámicos y las adaptaciones circulatorias que ocurren para asegurar un flujo sanguíneo adecuado a todo el cuerpo, especialmente al cerebro, contra la fuerza de la gravedad.
Estudios científicos han investigado cómo la postura afecta la respuesta de la presión arterial en diferentes situaciones. Por ejemplo, una investigación comparó la respuesta de la presión arterial en individuos jóvenes al realizar un ejercicio isométrico (como sostener un peso) en posición sentada y en posición de decúbito supino (acostado boca arriba).
Los resultados mostraron que, tanto en reposo como durante el ejercicio, los valores promedio de la presión arterial (sistólica, diastólica y media) fueron significativamente superiores en la posición sentada en comparación con la posición de decúbito supino. Esto concuerda con el conocimiento fisiológico de que, al pasar de estar acostado a sentado, el cuerpo debe realizar ajustes para mantener la presión sanguínea, como el aumento del tono muscular y la activación de reflejos que contrarrestan la tendencia de la sangre a acumularse en la parte inferior del cuerpo.
El estudio también analizó la 'reactividad cardiovascular', que se refiere a cuánto cambian los valores de presión en respuesta al estímulo (en este caso, el ejercicio isométrico). Curiosamente, aunque los valores absolutos de presión fueron diferentes entre las posturas, las *variaciones* o el *incremento* de la presión durante el ejercicio isométrico (la diferencia entre la presión en reposo y la presión durante el ejercicio) no mostraron diferencias estadísticamente significativas entre la posición sentada y la de decúbito. Esto sugiere que, si bien la postura basal influye en el nivel absoluto de presión, no necesariamente cambia la magnitud de la respuesta presora a un estímulo como el ejercicio isométrico.
Fisiológicamente, al pasar de acostado a sentado o de pie, la gravedad tiende a desplazar la sangre hacia las piernas y el abdomen, disminuyendo el retorno venoso al corazón. Esto desencadena una respuesta de los barorreceptores (sensores de presión en los vasos sanguíneos) que activan el sistema nervioso autónomo para aumentar la frecuencia cardíaca y contraer los vasos sanguíneos, intentando mantener la presión. En la posición sentada, además, la tensión muscular necesaria para mantener la postura y el efecto de la gravedad en la circulación venosa de las piernas contribuyen a valores de presión ligeramente más altos en comparación con estar acostado.
Comprender esta influencia de la postura es relevante no solo para las mediciones de presión (que idealmente deben tomarse en una posición estandarizada) sino también para entender por qué cambios bruscos de posición pueden causar síntomas de hipotensión ortostática. Por lo tanto, el consejo de cambiar de postura de forma gradual es una medida práctica basada en cómo el cuerpo gestiona la presión sanguínea en respuesta a la gravedad.
Preguntas Frecuentes sobre la Presión Baja
- ¿Qué es la presión arterial baja?
- Se considera presión arterial baja (hipotensión) generalmente cuando las mediciones son inferiores a 90/60 mm Hg. Sin embargo, lo más importante es si causa síntomas o si es un signo de una condición subyacente.
- ¿Cuáles son los síntomas de la presión baja?
- Los síntomas comunes incluyen mareos, aturdimiento, desmayos, visión borrosa, náuseas, fatiga y pulso débil. En casos severos, puede haber dolor de pecho o signos de shock.
- ¿Es peligrosa la presión baja?
- La peligrosidad depende de la causa, la severidad y los síntomas. Para algunas personas, es normal y asintomática. Para otras, puede causar desmayos que llevan a lesiones, o ser un síntoma de una enfermedad grave subyacente como problemas cardíacos o infecciones severas.
- ¿Qué causa la presión baja?
- Las causas son variadas e incluyen deshidratación, problemas cardíacos, trastornos hormonales, pérdida de sangre, infecciones severas, falta de nutrientes, ciertos medicamentos y factores como la postura, la alimentación y el estrés.
- ¿Cómo puedo subir la presión baja rápidamente en un episodio leve?
- Para episodios leves sin síntomas graves, medidas como sentarse o acostarse con las piernas elevadas, beber agua o una bebida ligeramente salada (si no hay contraindicación médica) pueden ayudar. Cambiar de postura lentamente también es clave para evitar caídas.
- ¿Beber café o bebidas con cafeína ayuda a subir la presión?
- La cafeína puede causar un aumento temporal de la presión arterial en algunas personas, pero su efecto varía y no es una solución a largo plazo ni recomendada como tratamiento principal para la hipotensión crónica. Además, puede causar deshidratación en grandes cantidades.
- ¿Cuándo debo consultar a un médico por presión baja?
- Debes consultar a un médico si experimentas síntomas recurrentes de presión baja, si los síntomas son severos (desmayos frecuentes, confusión, piel fría y pálida, respiración rápida o superficial), o si sospechas que tu presión baja podría estar relacionada con una condición médica subyacente o un medicamento que estás tomando.
- ¿La postura realmente influye en la presión?
- Sí, la postura tiene una influencia significativa en los valores de la presión arterial debido a la gravedad y los mecanismos de regulación del cuerpo. Estar sentado o de pie generalmente resulta en valores de presión ligeramente superiores en comparación con estar acostado, aunque la capacidad del cuerpo para responder a estímulos puede no variar significativamente entre posturas.
En conclusión, conocer los valores de nuestra presión arterial y entender qué significa tenerla baja es fundamental para nuestra salud. Si bien la hipotensión puede ser benigna, es vital estar atentos a los síntomas y las posibles causas subyacentes. Adoptar hábitos saludables como una buena hidratación y una dieta equilibrada, junto con precauciones simples como cambiar de postura lentamente, pueden ser útiles. Sin embargo, ante la duda o la recurrencia de síntomas, la consulta médica es el paso más importante para recibir un diagnóstico adecuado y un plan de manejo personalizado.
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