¿Qué significa el punto Feng Fu?

Hielo en la Cervical: ¿Realmente Ayuda a Curar?

17/01/2023

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La aplicación de hielo sobre una lesión, ya sea un esguince, un tirón muscular o dolor en el cuello (cervical), ha sido durante décadas una práctica común y ampliamente recomendada. La creencia arraigada, tanto en el público general como en el ámbito de la salud, es que el hielo es la mejor opción para reducir el dolor, la inflamación y la hinchazón, acelerando así la recuperación. Sin embargo, investigaciones recientes y la reevaluación de conceptos tradicionales están poniendo en tela de juicio esta metodología, sugiriendo que el hielo podría no ser tan beneficioso como pensábamos, e incluso podría retrasar el proceso natural de curación del cuerpo.

¿Qué es el punto feng fu?
Según la medicina tradicional, el punto Feng Fu se encuentra en la base del cráneo, donde este se une con la nuca. Es el punto central donde el sistema nervioso se conecta con el cerebro . Aplicar hielo en este punto ayuda a relajar y alivia el dolor muscular.

Esta fuerte convicción de que “el hielo es lo mejor” se popularizó en gran medida gracias a acrónimos pegadizos diseñados para guiar el tratamiento inicial de las lesiones. El más famoso de ellos es R.I.C.E., introducido por el Dr. Gabe Mirkin en 1978. Este acrónimo representa Reposo (Rest), Hielo (Ice), Compresión (Compression) y Elevación (Elevation). Durante años, R.I.C.E. fue la guía estándar para el manejo de lesiones agudas. La lógica detrás de la 'I' de Hielo era simple: reducir la inflamación y el dolor para proteger el tejido dañado y acelerar la vuelta a la normalidad. Pero, ¿qué pasa si la ciencia actual nos dice algo diferente? ¿Qué si la inflamación, a la que tanto tememos, es en realidad una parte indispensable del plan de curación del cuerpo?

¿De que hablaremos?

El Mito del Hielo y R.I.C.E.

La aplicación de hielo para tratar lesiones se remonta a mucho tiempo atrás. Ya en la década de 1940, los médicos lo utilizaban en cirugías, como amputaciones, para disminuir las tasas de infección, bloquear el dolor y reducir la mortalidad, ralentizando el metabolismo celular para mantener vivo el tejido. Lo que comenzó como una herramienta para preservar extremidades en situaciones extremas, eventualmente se extendió a todo tipo de lesiones, consolidándose como un tratamiento de uso generalizado.

La popularidad del acrónimo R.I.C.E. en los años 80 y 90 cimentó aún más la idea de que el hielo era esencial. Se pensaba que el frío ayudaba a contrarrestar los efectos adversos de los neutrófilos en la regeneración tisular, evitando el daño secundario alrededor de la lesión. La creencia general era que el hielo aliviaba el dolor, reducía la inflamación y limitaba la hinchazón. Por eso, algunos cirujanos aún hoy insisten en que sus pacientes usen hielo durante meses después de una operación.

Es innegable que el hielo proporciona un alivio temporal del dolor. Según la investigación científica existente, la principal ventaja de la crioterapia es una disminución transitoria del dolor. Sin embargo, el mero hecho de que el dolor disminuya no significa que la lesión se haya curado. De hecho, podría estar ocurriendo más daño potencial que curación. Algunos estudios sugieren que usar hielo junto con otros tratamientos como calor, masaje, contracción muscular y ejercicio podría mejorar los resultados de la recuperación, pero es difícil determinar qué modalidad específica generó el cambio positivo.

¿Por Qué la Ciencia Ahora Cuestiona el Hielo?

Durante las últimas décadas, se ha perpetuado la narrativa de que la inflamación y la hinchazón son perjudiciales y deben detenerse o reducirse lo antes posible. Sin embargo, la inflamación y la hinchazón son respuestas normales y necesarias ante una lesión. Son parte del complejo proceso de curación innato del cuerpo, que ha evolucionado durante millones de años.

La Inflamación: Un Proceso Vital, No un Enemigo

Tras una lesión, nuestro sistema inmune innato pone en marcha una serie de acciones para proteger el tejido dañado e iniciar la curación. Este proceso se manifiesta comúnmente como enrojecimiento, calor, dolor, hinchazón y reducción de la función. El tejido dañado libera señales químicas que provocan la dilatación de los vasos sanguíneos y hacen que los capilares se vuelvan más permeables, atrayendo células como los neutrófilos y, posteriormente, los macrófagos. Estas células son fundamentales para la fagocitosis, el proceso de eliminación de células dañadas o muertas, el aumento del flujo sanguíneo, el suministro de oxígeno y nutrientes, y la formación de coágulos, todo lo cual contribuye a la curación.

Estos procesos fisiológicos se dividen en tres fases principales de curación: inflamación, proliferación y remodelación. Estas fases ocurren en orden y conducen a la reparación del tejido. Aunque se pensaba que la inflamación podía causar daño secundario debido a complicaciones enzimáticas, hipóxicas e isquémicas, la investigación actual concluye en gran medida que la inflamación es una parte esencial para una curación óptima y una respuesta fisiológica adecuada a la lesión.

El hielo tiene el potencial de detener, reducir e incluso controlar la inflamación, pero la pregunta clave es: ¿debería detenerse o reducirse? ¿Estamos seguros de que interferir con un mecanismo innato que ha evolucionado durante tanto tiempo ayudará en los resultados de la curación? Aunque pueda parecer extremo, las repercusiones a largo plazo del hielo prolongado en los tejidos blandos ya se conocen: puede provocar muerte tisular, necrosis o congelación.

El Papel de la Hinchazón y el Sistema Linfático

Si preguntas a un profesional de la salud por qué usa hielo para la hinchazón, probablemente te diga que una hinchazón “excesiva” puede aumentar el dolor, disminuir el rango de movimiento y alargar el tiempo de recuperación. Esto es cierto en parte, ya que si el líquido se acumula excesivamente en una articulación, puede tener efectos adversos. Sin embargo, la hinchazón en sí misma no es intrínsecamente buena o mala; es simplemente el resultado final del ciclo inflamatorio. Lo importante es qué se hace al respecto.

Tras una lesión, los vasos sanguíneos circundantes se dilatan y los pequeños capilares alrededor del tejido dañado se “abren” para permitir la llegada de glóbulos blancos. Esta afluencia de glóbulos blancos fuera de los capilares también arrastra líquido adicional al tejido circundante, lo que constituye la hinchazón. Esta hinchazón cumple una función: contiene los subproductos de desecho del tejido dañado inicial. Sin embargo, este líquido adicional con desechos no puede salir por donde entró (a través del sistema circulatorio). Debe ser evacuado a través del sistema linfático.

El sistema linfático es una red de tubos que recorre todo el cuerpo, pero a diferencia del sistema circulatorio, no tiene una “bomba” como el corazón para transportar fluidos. El sistema linfático es completamente pasivo. Esto significa que el cuerpo debe hacerlo funcionar. Cuando contraemos los músculos, los vasos linfáticos profundos se comprimen, forzando el movimiento del líquido que contienen. Por lo tanto, la hinchazón es simplemente la acumulación de desechos alrededor del área lesionada que necesita ser evacuada por el sistema linfático. Es una respuesta natural que solo se convierte en un problema cuando se permite que se acumule.

¿Qué beneficios tiene ponerse hielo en la cabeza?
Las compresas de hielo tienen un efecto de entumecimiento, que puede aliviar el dolor.

Cuando alguien tiene un esguince de tobillo (o una lesión cervical que causa hinchazón) y la zona se hincha considerablemente al día siguiente, no tiene un problema de hinchazón per se, tiene un problema de evacuación. El hielo no facilita la eliminación de la hinchazón a través del sistema linfático pasivo. Si bien el reposo y el hielo pueden sentirse bien a corto plazo, están atrapando los desechos alrededor de la lesión e impidiendo que se produzca el proceso de curación natural. La curación requiere movimiento para activar el sistema linfático y limpiar la zona.

Los Riesgos Ocultos del Hielo

Además de frenar la inflamación y la evacuación de desechos, la investigación relaciona el hielo con el aumento de la isquemia (falta de flujo sanguíneo), la disminución del flujo sanguíneo y el aumento de la vasoconstricción. Estas condiciones pueden ser perjudiciales para la curación. Existe una falta de investigación sobre la duración ideal o específica de la aplicación de hielo en una lesión. A menudo se dan recomendaciones arbitrarias como “aplicar durante 10 o 20 minutos”, sin basarse en métricas claras para diferentes tipos de lesiones, tamaños de pacientes o ubicaciones.

La reacción de Lewis-Hunting, que describe ciclos alternos de vasoconstricción y vasodilatación en respuesta al frío, se cita a veces para justificar los protocolos de duración del hielo, pero esta reacción, descrita por primera vez en 1930, se basa en aproximaciones y generalidades. La ciencia actual reconoce que los mecanismos exactos de esta vasodilatación inducida por el frío aún se debaten y la investigación ha sido mayormente descriptiva.

Un estudio sistemático publicado en el Clinical Journal of Sports Medicine analizó 45 textos de medicina deportiva y concluyó que hay poca orientación clara sobre la duración del uso del hielo, y la poca que hay es variada, destacando la necesidad de un consenso basado en la evidencia.

El Creador del R.I.C.E. Cambia de Opinión

Quizás uno de los puntos más significativos en el debate sobre el hielo es que el propio Dr. Gabe Mirkin, quien acuñó el acrónimo R.I.C.E., retractó su recomendación original. En 2013, en el prólogo de la segunda edición del libro "Iced! The Illusionary Treatment Option" de Gary Reinl, Mirkin admitió: “Investigaciones posteriores muestran que el hielo puede retrasar la recuperación. El movimiento suave ayuda a que el tejido se cure más rápido, y la aplicación de frío suprime las respuestas inmunes que inician y aceleran la recuperación. El hielo sí ayuda a suprimir el dolor, pero los atletas suelen estar mucho más interesados en regresar lo antes posible al campo de juego. Por lo tanto, hoy en día, R.I.C.E. no es el tratamiento preferido para una lesión deportiva aguda”.

Desde que el Dr. Mirkin modificó drásticamente la parte de “Hielo” de su acrónimo, muchos sospechan que hemos estado equivocados durante mucho tiempo.

La Ciencia Actual lo Confirma: Retraso en la Recuperación

Múltiples estudios recientes respaldan la idea de que el hielo no mejora los resultados de curación e incluso puede retrasarlos:

  • Un estudio de 2014 con 11 hombres mostró que el hielo no mejoró los resultados de curación, sino que retrasó la recuperación después de daño muscular inducido por ejercicio excéntrico, causando un rebote en la concentración de hemoglobina muscular en comparación con los controles.
  • Van den Bekerom et al. no encontraron evidencia de un efecto positivo del hielo en el tratamiento de esguinces de tobillo y concluyeron que no hay resultados significativos para el hielo en lesiones en general.
  • Khoshnevis et al. encontraron que la crioterapia crea un estado profundo de flujo sanguíneo reducido, lo que posiblemente conduzca a la muerte tisular.
  • Varios estudios en animales han mostrado que el hielo excesivo o el enfriamiento tópico pueden ser muy dañinos para los tejidos blandos.
  • Un estudio de 2010 mostró que el hielo es menos eficiente que la fisioterapia.
  • Un estudio de 2004 concluyó que hay poca evidencia general que demuestre que el hielo tenga ALGÚN efecto en los resultados de curación.

Además, un estudio de Yackzan et al. encontró un aumento en el dolor muscular y una disminución en el rango de movimiento después del tratamiento con hielo post-entrenamiento entre las 48 y 72 horas.

Un Ensayo Revelador sobre la Recuperación Muscular

Un estudio de 2011 investigó los efectos del hielo después de una lesión muscular. Un grupo recibió hielo durante 20 minutos después de la lesión, el otro no. Las lesiones se monitorizaron durante los siguientes 28 días.

En las primeras horas, el grupo “sin hielo” mostró una afluencia de macrófagos (las células encargadas de la limpieza) en las fibras musculares dañadas. El grupo con hielo casi no mostró signos de macrófagos. A los 3 días post-lesión, el grupo “sin hielo” ya mostraba signos de células musculares regeneradas, que estaban ausentes en el grupo con hielo. A los 4 días, había células regeneradas en ambos grupos, pero las del grupo “sin hielo” eran significativamente más grandes.

¡A los 28 días post-lesión, el músculo regenerado del grupo “sin hielo” era un 65% más grande que el del grupo con hielo! Además, el grupo con hielo mostró significativamente más cicatrización en comparación con los músculos no tratados. Los autores del estudio concluyeron: “A juzgar por estos hallazgos, podría ser mejor evitar el hielo, aunque se ha utilizado ampliamente en medicina deportiva”.

¿Dónde masajear para la tortícolis?
Movimientos de hombros - Realiza movimientos circulares y hacia atrás con los hombros para aliviar la tensión en el cuello. Automasaje del cuello - Con las yemas de los dedos, masajea suavemente los músculos del cuello en movimientos circulares para liberar la tensión.

Este estudio proporciona evidencia directa de que el hielo puede retrasar la reparación muscular después de una lesión y, en última instancia, aumentar la cicatrización. Para empeorar las cosas, la forma en que a menudo usamos el hielo (aplicándolo firmemente y deteniendo el movimiento) también puede disminuir la fuerza y el tamaño muscular, ya que la inmovilización prolongada es perjudicial para la recuperación.

Preguntas Frecuentes sobre el Hielo y las Lesiones

¿El hielo alivia el dolor?
Sí, el hielo es eficaz para reducir temporalmente la sensación de dolor, lo que puede proporcionar alivio inmediato. Sin embargo, este alivio no significa que la lesión esté curándose adecuadamente.

¿Es mala la inflamación después de una lesión?
No. La inflamación aguda es una respuesta natural y esencial del cuerpo para iniciar el proceso de curación. Trae las células y los nutrientes necesarios para reparar el tejido dañado. La inflamación crónica, por otro lado, puede ser perjudicial.

¿Qué pasa con la hinchazón? ¿Debería reducirla con hielo?
La hinchazón es parte de la respuesta inflamatoria y contiene desechos. El hielo no ayuda a eliminar esta hinchazón, ya que el sistema linfático, encargado de drenarla, necesita movimiento para funcionar. Reducir la hinchazón con hielo puede atrapar los desechos alrededor de la lesión.

Si no uso hielo, ¿qué debo hacer para una lesión como el dolor cervical?
Basado en la evidencia reciente, se recomienda favorecer la recuperación activa. Esto implica movimiento suave y gradual, dentro de los límites del dolor, para estimular el flujo sanguíneo y linfático, facilitando la eliminación de desechos y la llegada de nutrientes necesarios para la reparación.

¿Significa esto que nunca debo usar hielo?
Según la investigación analizada, el hielo no es la mejor opción para promover la curación a largo plazo. Su uso principal parece ser el alivio temporal del dolor. Si tu objetivo es solo el manejo del dolor, podría considerarse, pero si buscas acelerar la recuperación del tejido, las evidencias sugieren que puede ser contraproducente.

Más Allá del Hielo: Hacia la Recuperación Activa

Contrariamente a las creencias tradicionales, la investigación no respalda el uso del hielo para las lesiones más allá del manejo del dolor. Expertos en medicina deportiva sugieren que las células dañadas no mueren necesariamente por un plan preprogramado, sino a menudo por falta de oxígeno y desuso (inmovilización). Para evitar esta muerte celular innecesaria y promover la curación, se propone la recuperación activa como la respuesta.

Múltiples estudios de alta calidad concluyen que el hielo no tiene efectos positivos en el tratamiento de lesiones y no mejora los resultados de curación. De hecho, puede crear daño al tejido blando, reducir la recuperación muscular y ser menos efectivo que otras terapias.

Conclusión

Basándonos en la información presentada, no podemos respaldar la hipótesis de que el hielo es un tratamiento adecuado para favorecer los resultados de curación de lesiones, incluyendo aquellas en la zona cervical. La evidencia sugiere que el hielo ralentiza la cascada de eventos fisiológicos que son, de hecho, responsables de una curación óptima. Somos conscientes de que esto desafía una creencia fuertemente arraigada, y es necesaria una mayor educación sobre este concepto erróneo común tanto en la población como en la comunidad médica.

Aunque el hielo puede ofrecer un alivio temporal del dolor, no parece ser un aliado para la recuperación a largo plazo. Frena procesos vitales como la inflamación y la evacuación de desechos a través del sistema linfático. La ciencia actual apunta hacia la recuperación activa y el movimiento suave como métodos más efectivos para facilitar el proceso de curación natural del cuerpo. Es fundamental reevaluar nuestras prácticas y basar el tratamiento de las lesiones en la evidencia más reciente para asegurar la mejor recuperación posible.

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