08/04/2024
La hernia de disco cervical es una afección que impacta significativamente la calidad de vida de muchas personas, limitando su capacidad para realizar tareas cotidianas. Ocurre cuando uno de los discos intervertebrales en la región del cuello se deteriora o daña, provocando que su contenido gelatinoso interno se desplace y presione los nervios cercanos. Este artículo profundiza en las causas, los síntomas y las diversas opciones de tratamiento disponibles, ofreciéndote una guía completa para recuperar tu movilidad y bienestar.

Los discos intervertebrales son estructuras cartilaginosas esenciales situadas entre las vértebras de la columna vertebral. Su función principal es actuar como amortiguadores naturales, previniendo la fricción entre los huesos y absorbiendo el impacto de los movimientos diarios. Con el paso del tiempo, debido al desgaste natural, traumas específicos o el uso repetitivo, estos discos pueden sufrir daños que llevan a la ruptura de su capa externa, resultando en lo que comúnmente conocemos como hernia de disco.

Cuando esta condición se presenta en la columna cervical, el impacto puede ser especialmente debilitante. La región cervical es crucial para la estabilidad de la cabeza y una amplia gama de movimientos, por lo que cualquier afectación en esta área puede generar dolor, limitar la movilidad y afectar la funcionalidad general del cuerpo. Los discos que desarrollan hernias suelen ser el resultado de un daño acumulado o una debilidad preexistente, ya sea por factores relacionados con la edad, lesiones traumáticas o patrones de movimiento repetitivos que sobrecargan la columna cervical.
¿Qué Es Exactamente Una Hernia de Disco?
Para entender la hernia de disco cervical, primero debemos comprender la estructura de los discos. Cada disco intervertebral está compuesto por dos partes principales: un anillo exterior resistente y fibroso llamado anillo fibroso, y un núcleo interior suave y gelatinoso conocido como núcleo pulposo. Estos discos permiten la flexibilidad de la columna y distribuyen las cargas a lo largo de ella.
Una hernia de disco se produce cuando el anillo fibroso se debilita o se rompe, permitiendo que parte del núcleo pulposo se protruya hacia afuera. Si esta protrusión es lo suficientemente grande, puede presionar las raíces nerviosas espinales que emergen de la médula espinal en ese nivel, o incluso la propia médula espinal en casos severos. En la región cervical, esta compresión nerviosa puede causar una variedad de síntomas dolorosos y neurológicos que se irradian hacia los hombros, brazos y manos.
Causas Comunes de la Hernia Cervical
El desarrollo de una hernia de disco cervical rara vez se debe a una única causa, sino más bien a una combinación de factores que debilitan el disco a lo largo del tiempo. Las causas más frecuentes incluyen:
- Envejecimiento: Con el paso de los años, los discos intervertebrales pierden hidratación y elasticidad, volviéndose más rígidos y propensos a agrietarse o romperse. Este desgaste natural es una de las principales razones por las que las hernias son más comunes en adultos mayores.
- Sedentarismo y Falta de Ejercicio: La debilidad de la musculatura del cuello y la espalda debido a la inactividad física no proporciona el soporte adecuado a la columna. Esto aumenta la carga y la presión sobre los discos, acelerando su deterioro.
- Tabaquismo: Fumar reduce el flujo sanguíneo a los tejidos del cuerpo, incluyendo los discos intervertebrales. Una menor irrigación sanguínea compromete la nutrición y la capacidad de reparación de los discos, haciéndolos más vulnerables al daño.
- Movimientos Repetitivos o Posturas Incorrectas: Actividades que implican flexión, torsión o extensión repetida del cuello, así como mantener posturas inadecuadas durante largos períodos (especialmente al usar dispositivos electrónicos), pueden ejercer una tensión excesiva sobre los discos cervicales. De igual manera, el levantamiento de peso incorrecto puede sobrecargar la columna.
- Traumatismos: Lesiones agudas como caídas, accidentes automovilísticos (latigazo cervical) o golpes directos en el cuello pueden causar daño inmediato a un disco, llevando a una herniación.
- Genética: Algunas personas pueden tener una predisposición hereditaria a tener discos más débiles o a desarrollar problemas de columna a una edad más temprana.
Síntomas de la Hernia de Disco Cervical
Los síntomas de una hernia cervical varían enormemente dependiendo del tamaño de la hernia, su ubicación exacta y qué nervio o la médula espinal está siendo comprimida. Sin embargo, el síntoma más común es el dolor. Este dolor puede ser localizado en la parte posterior del cuello, pero a menudo se irradia hacia los hombros, la escápula, el brazo, el antebrazo y la mano, siguiendo el trayecto del nervio afectado. El dolor puede ser agudo, punzante, sordo o quemante, y a menudo empeora con ciertos movimientos del cuello.
Otros síntomas frecuentes incluyen:
- Hormigueo y Entumecimiento: Sensaciones anormales (parestesias) que suelen manifestarse como hormigueo, "alfileres y agujas" o pérdida de sensibilidad en el brazo, la mano o los dedos correspondientes al nervio comprimido.
- Debilidad Muscular: La compresión nerviosa puede interferir con las señales que viajan del cerebro a los músculos, resultando en debilidad en los músculos del brazo, la mano o el hombro. Esto puede dificultar tareas como levantar objetos, agarrar o realizar movimientos finos.
- Dificultad de Movimiento: Rigidez en el cuello y limitación en el rango de movimiento, haciendo que sea doloroso o difícil girar la cabeza, inclinarla o mirar hacia arriba o abajo.
- Dolor de Cabeza: Algunas hernias cervicales pueden causar dolores de cabeza, a menudo localizados en la parte posterior de la cabeza.
- Alteraciones de los Reflejos: En casos de compresión nerviosa significativa, los reflejos osteotendinosos en el brazo pueden estar disminuidos o ausentes.
Es importante destacar que, sorprendentemente, algunas hernias de disco cervicales pueden ser asintomáticas y ser descubiertas accidentalmente durante estudios de imagen realizados por otras razones. Sin embargo, cuando los síntomas aparecen, pueden ser muy molestos e incapacitantes.
Diagnóstico Preciso
El proceso de diagnóstico comienza con una consulta médica exhaustiva. El médico recopilará información detallada sobre tus síntomas, su inicio, su duración y los factores que los alivian o empeoran. A continuación, se realizará un examen físico completo. Durante este examen, el médico evaluará tu rango de movimiento cervical, la fuerza muscular en tus brazos y manos, tus reflejos y tu sensibilidad. Se pueden realizar maniobras específicas para intentar reproducir tus síntomas y determinar qué nervios podrían estar afectados.

Para confirmar la presencia de una hernia de disco y determinar su tamaño, ubicación y el grado de compresión nerviosa, se solicitan exámenes de imagen:
- Resonancia Magnética (RM): Es el estudio de imagen más detallado para visualizar los discos intervertebrales, los nervios y la médula espinal. Puede mostrar claramente la presencia de una hernia, su tamaño y si está comprimiendo estructuras nerviosas.
- Tomografía Computarizada (TC): Puede ser útil si no se puede realizar una RM o para visualizar mejor las estructuras óseas. A veces se combina con un mielograma (inyección de contraste en el canal espinal) para delinear mejor la compresión nerviosa.
En algunos casos, si hay sospecha de daño nervioso significativo, se puede realizar una electromiografía y estudio de conducción nerviosa (EMG/NCS). Estas pruebas evalúan la función eléctrica de los nervios y los músculos, ayudando a determinar si un nervio está dañado y la gravedad del daño.
Opciones de Tratamiento para la Hernia de Disco Cervical
El plan de tratamiento para una hernia de disco cervical es individualizado y depende en gran medida de la severidad de los síntomas, el grado de compresión nerviosa y la salud general del paciente. Afortunadamente, la mayoría de las hernias cervicales responden bien a tratamientos conservadores, evitando la necesidad de cirugía.
Tratamientos Conservadores
El objetivo principal del tratamiento conservador es aliviar el dolor, reducir la inflamación y permitir que el disco se cure (en la medida de lo posible) y que la presión sobre el nervio disminuya con el tiempo. Las opciones incluyen:
- Medicamentos: Se utilizan para controlar el dolor y la inflamación. Pueden incluir analgésicos de venta libre (como paracetamol o ibuprofeno), antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) más potentes recetados, relajantes musculares para aliviar espasmos, y en casos de dolor severo, opioides por un corto período. Los corticosteroides orales o inyectados (inyecciones epidurales de esteroides) también pueden usarse para reducir la inflamación alrededor del nervio.
- Fisioterapia: Es un componente crucial en el manejo de la hernia cervical. Un fisioterapeuta diseñará un programa de ejercicios personalizado que puede incluir:
- Ejercicios de estiramiento para mejorar la flexibilidad del cuello y los hombros.
- Ejercicios de fortalecimiento para los músculos del cuello, la espalda y los hombros, proporcionando mejor soporte a la columna.
- Ejercicios de postura y ergonomía para corregir hábitos que contribuyen a la tensión cervical.
- Técnicas de terapia manual, como masajes suaves o movilizaciones articulares.
- Modalidades como calor, frío, ultrasonido o electroestimulación para aliviar el dolor y la inflamación.
La fisioterapia ayuda a mejorar la movilidad, reducir el dolor y fortalecer la musculatura para prevenir futuras recaídas.
- Reposo y Modificación de Actividades: Evitar las actividades que exacerban el dolor es importante durante las fases agudas. Esto no significa reposo en cama prolongado, que puede ser perjudicial, sino limitar movimientos bruscos y actividades que sobrecarguen el cuello. El uso de un collarín cervical blando puede ser recomendado por períodos cortos para limitar el movimiento y permitir que los tejidos se calmen, pero su uso prolongado debe evitarse ya que puede debilitar la musculatura. Las compresas frías pueden ser útiles inicialmente para reducir la inflamación, seguidas de compresas calientes para relajar los músculos.
- Acupuntura: La acupuntura puede ser utilizada como una terapia complementaria para el manejo del dolor asociado a la hernia cervical. Se basa en la inserción de agujas muy finas en puntos específicos del cuerpo para estimular la liberación de endorfinas (analgésicos naturales del cuerpo) y modular las vías del dolor. Aunque no "descomprime" mecánicamente el disco, puede ser efectiva para aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad en muchos pacientes.
Tratamiento Quirúrgico
La cirugía para la hernia de disco cervical se considera generalmente cuando los tratamientos conservadores no han proporcionado alivio significativo después de un período adecuado (típicamente de 6 a 12 semanas), o si hay síntomas severos o progresivos que sugieren una compresión nerviosa significativa o compresión de la médula espinal (mielopatía cervical). Las indicaciones para la cirugía incluyen:
- Dolor persistente e incapacitante que no mejora con tratamiento conservador.
- Debilidad muscular progresiva.
- Pérdida de sensibilidad significativa.
- Síntomas de compresión de la médula espinal, como problemas para caminar, pérdida de control de esfínteres o debilidad generalizada.
El objetivo principal de la cirugía es remover el material del disco herniado que está comprimiendo el nervio o la médula espinal, aliviando así la presión (descompresión). Existen diferentes técnicas quirúrgicas, la más común es la discectomía cervical anterior con fusión (ACDF) o la discectomía cervical anterior con artroplastia (reemplazo de disco). Ambas buscan aliviar la compresión. La cirugía es una intervención delicada, pero para los pacientes con las indicaciones correctas, puede ser muy efectiva para aliviar el dolor y prevenir el daño neurológico permanente. La recuperación post-quirúrgica varía según el tipo de procedimiento y la salud del paciente, pero muchos experimentan un alivio significativo de sus síntomas.
El Camino Hacia la Recuperación
La hernia de disco cervical es una condición tratable, y con un enfoque adecuado y un plan de tratamiento personalizado, es posible recuperar la movilidad y mejorar significativamente la calidad de vida. Es fundamental buscar la evaluación y el consejo de un especialista en columna vertebral (como un neurólogo, neurocirujano, cirujano ortopédico especialista en columna o fisiatra) para obtener un diagnóstico preciso y discutir las mejores opciones de tratamiento para tu caso específico.
La recuperación a menudo implica una combinación de tratamiento médico, fisioterapia y ajustes en el estilo de vida. La paciencia y la adherencia al plan de tratamiento son clave. Una vez que los síntomas agudos han disminuido, trabajar en fortalecer la musculatura del cuello y la espalda, mantener una buena postura y practicar hábitos ergonómicos adecuados puede ayudar a prevenir futuras recurrencias.
Si estás experimentando síntomas que podrían sugerir una hernia de disco cervical, no dudes en buscar orientación médica. Cuanto antes se realice el diagnóstico y se inicie el tratamiento, mejores serán los resultados a largo plazo. La salud de tu columna es vital para tu bienestar general, y cuidarla adecuadamente te permitirá disfrutar de una vida más activa y libre de dolor.

Preguntas Frecuentes Sobre la Hernia Cervical
¿Cuál es la mejor posición para dormir con una hernia cervical?
Dormir en una posición que mantenga la alineación natural de la columna cervical es crucial para minimizar el dolor y la presión sobre los discos. Las mejores posiciones suelen ser de espalda o de lado.
- Si duermes de lado: Utiliza un cojín que sea lo suficientemente grueso como para mantener tu cabeza y cuello alineados con el resto de tu columna. El cojín debe llenar el espacio entre tu hombro y tu oreja. Evita cojines demasiado planos o demasiado altos.
- Si duermes de espalda: Utiliza un cojín más plano que permita que tu cabeza descanse cómodamente sin flexionar excesivamente el cuello hacia adelante. Un cojín cervical diseñado para dar soporte a la curva natural del cuello puede ser beneficioso.
- Evita dormir boca abajo: Esta posición obliga a girar el cuello de forma extrema y prolongada, lo que ejerce una presión significativa y perjudicial sobre los discos cervicales y puede empeorar los síntomas.
Experimentar con diferentes tipos de cojines y posiciones puede ayudarte a encontrar la que te proporcione mayor alivio.
¿Cómo debo sentarme si tengo una hernia de disco cervical?
Mantener una buena postura al sentarse es fundamental para reducir la tensión en la columna cervical. Debes procurar mantener la curva natural en forma de 'S' de tu espalda. Al sentarte en una silla, escritorio o incluso en el coche:
- Asegúrate de que tu espalda baja esté bien apoyada (puedes usar un cojín lumbar o una toalla enrollada).
- Mantén los pies apoyados en el suelo o en un reposapiés.
- Ajusta la altura de tu asiento para que tus rodillas estén ligeramente por debajo de tus caderas.
- La pantalla de tu ordenador debe estar a la altura de los ojos para evitar flexionar el cuello hacia abajo.
- Haz pausas frecuentes para levantarte, estirarte y caminar un poco, especialmente si pasas mucho tiempo sentado.
- Considera el uso de una silla ergonómica o, si es posible, un escritorio de pie ajustable para alternar entre sentarse y estar de pie.
¿Cuándo se necesita cirugía para una hernia de disco cervical?
Como se mencionó anteriormente, la cirugía generalmente se considera después de que los tratamientos conservadores (medicación, fisioterapia, etc.) no han logrado aliviar los síntomas después de un período adecuado (varias semanas o meses), o si presentas:
- Dolor cervical o radicular (que se irradia al brazo) severo e incapacitante que no responde a otros tratamientos.
- Debilidad muscular progresiva en el brazo, la mano o los dedos.
- Pérdida de sensibilidad que empeora.
- Signos de compresión de la médula espinal (mielopatía), como problemas de equilibrio, dificultad para caminar, torpeza en las manos o problemas de control de esfínteres.
La decisión de someterse a cirugía se toma en conjunto con tu médico especialista, evaluando cuidadosamente los riesgos y beneficios en tu caso particular.
¿Cuál es la anatomía de la columna cervical?
La columna cervical es la parte más alta de la columna vertebral y está compuesta por siete vértebras, numeradas C1 a C7. Se extiende desde la base del cráneo hasta la parte superior de la columna torácica.
- C1 (Atlas): Es la primera vértebra y tiene una forma de anillo única sin cuerpo vertebral. El cráneo descansa sobre el Atlas, y su diseño permite principalmente los movimientos de flexión y extensión de la cabeza (el movimiento de decir "sí").
- C2 (Axis): La segunda vértebra. Tiene una proyección ósea hacia arriba llamada diente u odontoides, que se articula con el Atlas. Esta articulación permite la mayoría de los movimientos de rotación de la cabeza (el movimiento de decir "no").
- C3-C7: Estas cinco vértebras inferiores tienen una estructura más típica, con un cuerpo vertebral (la parte que soporta el peso) y arcos posteriores. Entre cada par de vértebras (desde C2-C3 hasta C7-T1) se encuentran los discos intervertebrales y, a cada lado, los forámenes (agujeros) por donde emergen las raíces nerviosas espinales que se dirigen hacia los brazos y las manos.
Alrededor de estas vértebras y discos se encuentran una compleja red de músculos, ligamentos, vasos sanguíneos y, críticamente, la médula espinal y las raíces nerviosas. Una hernia de disco en esta región puede afectar cualquiera de estas estructuras, causando los síntomas descritos.
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