¿Qué dice Elena de White sobre la unidad de la Iglesia?

Elena G. de White: Vida, Obra y Enseñanzas

13/01/2023

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Elena G. de White (1827-1915) fue una figura central y muy influyente en el desarrollo y establecimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. A través de una prolífica carrera como escritora y oradora, sus escritos han sido considerados por los creyentes adventistas como inspirados por Dios, dotados del don de profecía. Su obra abarca una vasta gama de temas, desde la teología y la historia bíblica hasta consejos prácticos sobre salud, educación y relaciones personales. Su vida y ministerio estuvieron intrínsecamente ligados a los primeros días del movimiento adventista, marcado por la expectativa del pronto regreso de Jesús y el desafío de organizar una nueva denominación a partir de las cenizas del Gran Chasco de 1844.

¿Qué dice la hermana Elena G de White sobre el ayuno?
De hecho, se nos ha dicho, “El ayuno o la oración motivada por un espíritu de justificación propia, es abominación a Dios” (Elena G. White, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 246).
¿De que hablaremos?

Su Énfasis en el Estudio de la Biblia

Para Elena G. de White, la Biblia no era meramente un libro para lectura casual, sino una fuente de verdad divina que requería un estudio profundo y diligente. Ella afirmó que la Escritura fue dada para ser investigada, y que un estudio exhaustivo era esencial para comprender la verdad de Dios. Consideraba que descuidar esta investigación bíblica conllevaba un grave peligro para las almas de las personas. Este énfasis en el estudio personal y profundo de la Palabra de Dios es un pilar fundamental en la teología adventista, fomentando la búsqueda individual de la verdad y la comprensión de los principios divinos directamente de las Escrituras.

La Unidad en el Cuerpo de Cristo

La unidad entre los creyentes fue un tema de gran importancia para Elena G. de White, reflejando la ferviente oración de Jesús en Juan 17 la noche antes de su crucifixión. Ella entendía que esta unidad, por la que Cristo pidió a Su Padre, era esencial no solo para la cohesión interna de la iglesia, sino también como la prueba más convincente para el mundo de la majestad, la virtud de Cristo y Su poder para quitar el pecado. La unidad que existe entre Cristo y sus discípulos, según sus escritos, no anula la individualidad, sino que los une en mente, propósito y carácter. El hombre, al someterse a la ley de Dios y participar de Su Espíritu, llega a ser partícipe de la naturaleza divina, y esta unión con Cristo establece un vínculo de unión entre los creyentes.

Ella señaló que la unidad entre los primeros discípulos, a pesar de sus diferentes orígenes, personalidades y previas disputas sobre quién sería el mayor, se logró después del Gran Chasco y antes del derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. Los discípulos esperaron el cumplimiento de la promesa, humillaron sus corazones con arrepentimiento, confesaron su incredulidad y oraron con intenso fervor pidiendo capacidad para hablar palabras que pudieran guiar a los pecadores a Cristo. Dejando a un lado toda diferencia y deseo de supremacía, se unieron en estrecho compañerismo cristiano. Estos días de preparación fueron días de profundo escudriñamiento del corazón, clamando por la unción santa necesaria para la obra de salvar almas. Estaban abrumados por la preocupación de salvar almas y demandaban el poder prometido por Cristo.

Bajo la instrucción de Cristo y la enseñanza del Espíritu, los discípulos recibieron la preparación final. Ya no eran unidades independientes o elementos discordantes; eran “unánimes”, “de un corazón y un alma”. Cristo llenaba sus pensamientos, y su objeto era el avance de Su reino. Habían llegado a ser como su Maestro en mente y carácter, y los hombres “conocían que habían estado con Jesús”. Este es el tipo de unidad que, según la enseñanza adventista, es necesaria en la iglesia actual, a pesar de la diversidad de miembros de cientos de nacionalidades y grupos culturales que hablan miríada de idiomas. En Cristo, todos son una nueva creación, y las distinciones de raza, cultura, aprendizaje, nacionalidad, y diferencias entre altos y bajos, ricos y pobres, hombres y mujeres, no deben dividir. Todos son iguales en Cristo, unidos por el Espíritu en comunión con Él y entre sí, llamados a servir y ser atendidos sin parcialidad ni reservas. Esta unidad, que se manifiesta en compartir la misma fe, esperanza y testimonio a través de la revelación de Jesucristo en las Escrituras, tiene su fuente en la unidad del Dios trino, que ha adoptado a los creyentes como Sus hijos.

Profecías y Énfasis Doctrinales Clave

Elena G. de White no solo fue una figura organizadora, sino también una profetisa para la Iglesia Adventista del Séptimo Día, cuyas visiones y escritos moldearon de manera significativa las creencias y prácticas de la denominación. Sus énfasis doctrinales la distinguen de otras corrientes cristianas y, a menudo, son puntos de discusión y crítica.

La Pronta Venida de Jesús

Uno de los puntos centrales de su enseñanza es la creencia en la pronta venida de Jesús. El segundo advenimiento es presentado como un hecho inminente que impulsa el celo misionero de la iglesia y llama a los creyentes a estar constantemente preparados para la parusía.

¿Qué profetizo Elena de White?
La pronta venida de Jesús.

El Gran Conflicto

Una visión clave que recibió en 1858, y que desarrolló extensamente a lo largo de su vida en una serie de libros, es la del Gran Conflicto. Esta enseñanza concibe la historia humana como un escenario bélico, resultado de un conflicto cósmico entre Cristo y Satanás. En este contexto, ella afirmó que los Estados Unidos tendrían un papel crucial en los eventos finales, poniéndose del lado de otras potencias (interpretadas comúnmente como la Iglesia Católica) para perseguir a los observadores del sábado a nivel mundial, imponiendo una pena de muerte. Después de este «tiempo de angustia», vendrá la segunda venida de Jesús para llevar a Sus fieles al cielo por mil años, tras los cuales regresarán a una tierra renovada, restaurada a su estado edénico.

El Sábado como el Sello de Dios

Para la teología adventista, basada en los escritos de Elena G. de White, la observancia del sábado como día de reposo es fundamental. Se considera el sello de Dios, un distintivo que diferenciará a los verdaderos creyentes en los últimos días. En contraste, aquellos que observen el domingo (identificados con la mayoría de católicos, ortodoxos y protestantes) tendrán la «marca de la bestia». Esta marca no es algo que se ponga ahora, sino justo antes de la venida de Jesús a aquellos que hayan aceptado el falso día de reposo, el domingo. Este punto genera considerable conflicto con otras denominaciones cristianas, quienes a menudo lo ven como exclusivista o como un énfasis en la salvación por obras. Los apologistas adventistas defienden que la santificación del sábado no es una doctrina arbitraria, sino que se basa en el cuarto mandamiento del decálogo. Argumentan que, si bien ningún mandamiento salva al hombre, la desobediencia consciente a sabiendas es una demostración de rebelión contra el Creador, lo cual sí descalifica al creyente de la gracia salvadora.

El Estado de los Muertos

Otra enseñanza distintiva es la creencia de que los muertos no van inmediatamente al cielo ni al infierno. La teología adventista postula que los muertos están en un estado inconsciente, similar al sueño, esperando el veredicto del juicio divino. La recompensa para los creyentes se recibirá solo después de la segunda venida de Jesús. Los que hayan rechazado la salvación no sufrirán tormento eterno, sino que serán destruidos para siempre después de los mil años mencionados en Apocalipsis 20.

Normas Pro-Salud

Las normas de salud son consideradas por Elena G. de White como parte integral de la moral cristiana. La abstinencia de tabaco, alcohol, café y el fomento de una dieta vegetariana se toman como norma religiosa, basándose en la creencia de que el cuerpo humano es el templo del Espíritu Santo. Esta enseñanza no solo se quedó en papel; una visión sobre la reforma pro salud en 1863 impulsó el establecimiento de un sistema médico denominacional, comenzando con el Instituto de Reforma Sanitaria del Oeste en Battle Creek en 1866. Esta visión promovió un programa alimentario sin carne como el establecido en el Edén, advirtió contra el uso de drogas intoxicantes, aconsejó el uso benéfico del agua y recomendó el uso de vestidos saludables, además de amonestar contra el abuso en las relaciones matrimoniales. Estos principios de salud, aunque algunos eran defendidos por otros en la época, se convirtieron en una parte distintiva de la identidad adventista y llevaron a la creación de una red mundial de hospitales y sanatorios.

Principales Énfasis Doctrinales de Elena G. de White
DoctrinaDescripción
Pronta Venida de JesúsÉnfasis en la inminencia del segundo advenimiento y la preparación.
Gran ConflictoHistoria como lucha entre Cristo y Satanás, con eventos finales específicos.
Sábado como Sello de DiosLa observancia del sábado como distintivo de los verdaderos creyentes en los últimos días.
Estado de los MuertosLos muertos están en estado de sueño inconsciente, esperando la resurrección.
Reforma Pro-SaludAdopción de principios de salud (vegetarianismo, abstinencia) como parte de la vida cristiana.

Vida y Experiencias Significativas

Nacida como Ellen Gould Harmon en 1827, su infancia estuvo marcada por un accidente a los nueve años que afectó su salud de por vida (y que algunos escépticos han relacionado con sus posteriores visiones). Junto a su familia, aceptó las enseñanzas de William Miller y participó en el movimiento adventista temprano, experimentando el «gran chasco» del 22 de octubre de 1844 con solo diecisiete años. A pesar de la decepción generalizada, su espiritualidad no disminuyó.

Poco después del chasco, en diciembre de 1844, tuvo su primera visión, que describió como un viaje simbólico de los creyentes hacia una ciudad celestial. Esta visión contribuyó a fortalecer la fe de otros creyentes desanimados. Viajó y predicó, compartiendo sus experiencias y visiones, que fueron escritas y publicadas. Se casó con James Springer White en 1846, un joven ministro adventista. Juntos enfrentaron la pobreza inicial de su ministerio, dedicándose totalmente a la obra a pesar de las dificultades, llegando incluso a dejar a sus hijos al cuidado de otros en sus primeros años.

El matrimonio White jugó un papel crucial en la organización de la naciente iglesia. A través de conferencias sabáticas, se fueron definiendo las doctrinas principales, y Elena G. de White a menudo dirimía puntos difíciles apelando a sus visiones. Una visión en 1848 la impulsó a aconsejar a su esposo a publicar un periódico, lo que llevó al inicio de «The Present Truth», que evolucionaría hasta convertirse en el órgano oficial de la iglesia, «Second Advent Review and Sabbath Herald». Esto marcó el comienzo de un extenso sistema editorial que se centralizó en Battle Creek, Míchigan, hasta 1903.

¿Qué dice Elena G. de White sobre la Biblia?
La Biblia fue dada, afirmó Elena G. White, para que pudiera ser investigada, requiriendo un profundo estudio de las Escrituras para lograr una comprensión de la verdad de Dios. Descuidar la investigación bíblica acarrearía “el peligro de sus almas”.

Sus visiones también fueron la base para la publicación de los «Testimonies for the Church», folletos que contenían consejos y exhortaciones divinas para la iglesia. La visión del Gran Conflicto de 1858 y la visión de la reforma pro salud de 1863 fueron particularmente significativas, dando origen a obras literarias extensas y al establecimiento de un sistema de instituciones educativas y médicas que son pilares de la Iglesia Adventista del Séptimo Día hoy en día.

Preguntas Frecuentes

¿Qué importancia tienen los escritos de Elena G. de White para los adventistas?

Para los adventistas del séptimo día, los escritos de Elena G. de White son considerados inspirados por Dios y se cree que ella manifestó el don de profecía. Sus escritos no se consideran un reemplazo de la Biblia, sino una «luz menor» que guía a la «luz mayor» (la Biblia). Son fundamentales para comprender la teología, la historia y la misión de la iglesia, y ofrecen consejos prácticos para la vida cristiana.

¿Cómo influyó Elena G. de White en la vida de los primeros adventistas después del Gran Chasco?

Después del Gran Chasco de 1844, que causó gran desánimo y confusión entre los milleritas, la primera visión de Elena Harmon en diciembre de 1844 fue crucial. Proporcionó una explicación simbólica de lo ocurrido (vista como un traslado del ministerio de Cristo en el santuario celestial) y reafirmó la creencia en la pronta venida de Jesús, fortaleciendo la fe de muchos creyentes desanimados y ayudando a sentar las bases para la organización de la futura Iglesia Adventista del Séptimo Día.

¿Qué son los "Testimonies for the Church"?

Los «Testimonies for the Church» (Testimonios para la Iglesia) son una colección de escritos de Elena G. de White, originalmente publicados como folletos y luego compilados en nueve volúmenes. Contienen una amplia gama de consejos, exhortaciones, reproches y visiones dirigidas a la iglesia y a individuos, abordando temas espirituales, organizacionales y prácticos para la vida cristiana.

¿Es el vegetarianismo obligatorio para los adventistas según Elena G. de White?

Elena G. de White promovió el vegetarianismo como el régimen ideal, basado en el plan alimentario original de Dios en el Edén y como parte de un estilo de vida saludable para preservar el cuerpo como templo del Espíritu Santo. Si bien muchos adventistas adoptan el vegetarianismo, la iglesia enseña que los principios de salud son progresivos y personales, y no todos los miembros son estrictamente vegetarianos. Sin embargo, la abstinencia de carnes consideradas «inmundas» según la Biblia (Levítico 11) es una norma general.

Legado Duradero

El impacto de Elena G. de White en la Iglesia Adventista del Séptimo Día es innegable. Su esfuerzo en la publicación de libros y revistas, y el establecimiento de un sistema educativo y médico denominacional fueron instrumentales para que la iglesia creciera y se expandiera más allá de los Estados Unidos. Sus escritos, traducidos a más de 144 idiomas, continúan siendo una fuente de guía e inspiración para millones de creyentes adventistas en todo el mundo. A pesar de las controversias que rodearon y aún rodean su figura, su legado como escritora, oradora y profetisa sigue siendo un pilar fundamental de la identidad adventista.

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