19/03/2022
Los huesos son la estructura fundamental de nuestro cuerpo, proporcionando soporte, protección y permitiendo el movimiento. Sin embargo, al igual que otros tejidos, las células óseas pueden sufrir alteraciones que derivan en cáncer. Entender qué es el cáncer de hueso, cómo se manifiesta y cuáles son las vías de tratamiento es crucial para quienes enfrentan este diagnóstico o buscan información al respecto.

El cáncer, en términos generales, se caracteriza por un crecimiento celular descontrolado. Estas células anormales pueden formar tumores y, en algunos casos, invadir tejidos cercanos o propagarse a partes distantes del cuerpo, un proceso conocido como metástasis.
- ¿Qué es Exactamente el Cáncer de Hueso?
- Tipos de Cáncer de Hueso Primario
- Síntomas Comunes del Cáncer de Hueso
- Diagnóstico del Cáncer de Hueso
- Opciones de Tratamiento para el Cáncer de Hueso
- Tabla Comparativa de Tratamientos Principales
- Preguntas Frecuentes sobre el Cáncer de Hueso
- Después del Tratamiento: Seguimiento y Recuperación
¿Qué es Exactamente el Cáncer de Hueso?
Cuando hablamos de cáncer de hueso, es vital distinguir entre dos categorías principales:
- Cáncer de hueso primario: Este tipo se origina directamente en las células que componen el hueso. Es menos común, especialmente en adultos, y suele ser más frecuente en niños y adolescentes.
- Metástasis en los huesos (Cáncer de hueso secundario): Es mucho más habitual en adultos. Ocurre cuando un cáncer que comenzó en otro órgano (como el seno, la próstata o el pulmón) se disemina y alcanza los huesos. Es importante entender que, en este caso, las células cancerosas en el hueso son las mismas que las del cáncer original y el tratamiento se basa en el tipo de cáncer primario.
Es fundamental no confundir el cáncer de hueso con otros tipos de cáncer que se originan en la médula ósea, el tejido blando dentro de los huesos donde se producen las células sanguíneas. Enfermedades como el mieloma múltiple, las leucemias y algunos linfomas no Hodgkin comienzan en la médula ósea, pero no se consideran cánceres de hueso.
Tipos de Cáncer de Hueso Primario
Existen varios tipos de cáncer que se originan en los huesos, clasificados según el tipo de célula ósea en la que se desarrollan. Los más comunes varían según la edad:
En niños y adolescentes:
- Osteosarcoma: Es el tipo más frecuente en este grupo de edad. Se origina en las células óseas que producen tejido óseo inmaduro (osteoide). A menudo afecta los huesos largos de las piernas y brazos (fémur, tibia, húmero) y puede hacer metástasis a los pulmones.
- Tumores de Ewing: Son el segundo tipo más común en niños y adolescentes. Pueden originarse tanto en los huesos como en los tejidos blandos circundantes.
En adultos:
- Condrosarcoma: Se origina en las células del cartílago. Es más común en adultos mayores y suele afectar la pelvis, los hombros y el fémur. Tiende a crecer más lentamente que otros tipos y tiene menos tendencia a diseminarse a los pulmones, aunque puede hacerlo a otros huesos o tejidos blandos.
- Sarcoma pleomórfico no diferenciado (UPS) en el hueso: Anteriormente conocido como histiocitoma fibroso maligno (MFH) en el hueso.
- Fibrosarcoma de hueso: Un tipo menos común.
- Tumor de hueso de células gigantes: Aunque a menudo benigno, puede ser maligno en algunos casos.
- Cordoma: Un tumor raro que se origina en la base del cráneo o en la columna vertebral.
Síntomas Comunes del Cáncer de Hueso
Los síntomas del cáncer de hueso a menudo no son específicos al principio, lo que puede dificultar el diagnóstico temprano. Sin embargo, hay señales clave que requieren atención médica:
- Dolor Óseo: Este es, con diferencia, el síntoma más frecuente. Inicialmente puede ser intermitente, pero tiende a empeorar con el tiempo, especialmente por la noche o con la actividad.
- Hinchazón o Bulto: Puede aparecer una hinchazón o una masa palpable en la zona afectada por el tumor. La zona puede sentirse sensible al tacto.
- Fracturas: Los huesos debilitados por el cáncer son más susceptibles a fracturarse con traumatismos mínimos o incluso de forma espontánea.
- Pérdida de Peso Inexplicada: Una disminución significativa de peso sin cambios en la dieta o actividad física.
- Fatiga: Cansancio extremo que no mejora con el descanso.
- Fiebre: Algunas personas pueden experimentar episodios de fiebre sin una causa aparente.
Si experimenta dolor óseo persistente, hinchazón o cualquiera de estos síntomas, es fundamental buscar evaluación médica para determinar la causa.
Diagnóstico del Cáncer de Hueso
El proceso de diagnóstico comienza con una revisión del historial médico del paciente y un examen físico completo. Si los síntomas sugieren la posibilidad de cáncer de hueso, se requerirán pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico y determinar la extensión de la enfermedad.
Las pruebas de diagnóstico más comunes incluyen:
- Radiografías (Rayos X): A menudo son la primera prueba de imagen. Pueden revelar anomalías en la estructura ósea que sugieren un tumor.
- Imágenes por Resonancia Magnética (IRM): Utiliza campos magnéticos y ondas de radio para crear imágenes detalladas de los huesos y los tejidos circundantes. Es útil para evaluar el tamaño y la extensión del tumor.
- Tomografía Computarizada (TC o CAT): Combina múltiples radiografías para crear imágenes transversales detalladas del cuerpo. Se utiliza para ver si el cáncer se ha diseminado a órganos distantes como los pulmones o el hígado.
- Gammagrafía Ósea (Centellografía Ósea): Se inyecta una pequeña cantidad de material radiactivo que se acumula en las áreas de mayor actividad ósea, incluidas las áreas dañadas por el cáncer. Una cámara especial detecta la radiación para crear imágenes de todo el esqueleto, ayudando a identificar metástasis en otros huesos.
- Tomografía por Emisión de Positrones (PET): Se inyecta un azúcar radiactivo que es absorbido por las células con alta actividad metabólica, como las células cancerosas. Una cámara especial detecta estas áreas. A menudo se combina con una TC (PET/CT) para obtener imágenes más precisas. Es útil para detectar la diseminación del cáncer.
- Biopsia: Es la única forma de confirmar definitivamente la presencia de células cancerosas y determinar el tipo específico de cáncer de hueso. Se extrae una pequeña muestra del tumor para examinarla al microscopio. La biopsia puede realizarse con una aguja hueca (biopsia con aguja) o mediante cirugía (biopsia quirúrgica). Es crucial que la biopsia sea realizada por un cirujano con experiencia en tumores óseos, ya que una biopsia mal planificada puede afectar las opciones de tratamiento quirúrgico posteriores.
Una vez confirmado el diagnóstico de cáncer, se procede a la estadificación, que determina cuánto se ha diseminado el cáncer desde su lugar de origen. La estadificación, generalmente representada por números (Etapa 1 a 4), es fundamental para planificar el tratamiento más adecuado. Una etapa más baja indica menos diseminación y, generalmente, un pronóstico más favorable.
Opciones de Tratamiento para el Cáncer de Hueso
El tratamiento del cáncer de hueso es complejo y a menudo combina diferentes enfoques para maximizar las posibilidades de éxito. El plan de tratamiento se personaliza para cada paciente, teniendo en cuenta el tipo y la etapa del cáncer, su ubicación, la edad y salud general del paciente, y sus preferencias.
Los tratamientos principales incluyen:
Cirugía:
Es un componente clave para la mayoría de los cánceres de hueso primarios. El objetivo es extirpar completamente el tumor. Idealmente, se realiza una cirugía de preservación de la extremidad, donde se extirpa el segmento de hueso afectado y se reemplaza con un injerto óseo o una prótesis. En casos donde el tumor es muy grande, invasivo o involucra estructuras vitales, puede ser necesaria la amputación para asegurar la eliminación completa del cáncer. La cirugía también puede incluir procedimientos de reconstrucción.

Posibles efectos secundarios de la cirugía:
Como cualquier procedimiento quirúrgico, existen riesgos como sangrado, infección, coágulos sanguíneos y daño a nervios o vasos sanguíneos. Los efectos secundarios específicos dependen de la ubicación y extensión de la cirugía.
Radioterapia:
Utiliza haces de alta energía (como rayos X) para destruir las células cancerosas. Muchos tipos de cáncer de hueso no responden fácilmente a la radiación, por lo que no siempre es el tratamiento principal. Sin embargo, puede ser útil cuando la cirugía no es posible, para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía o después de la cirugía para eliminar células cancerosas residuales. También se usa a menudo para aliviar el dolor en casos de metástasis óseas.
Posibles efectos secundarios de la radioterapia:
Varían según la zona tratada. Pueden incluir cambios en la piel (enrojecimiento, irritación), fatiga y disminución de los recuentos sanguíneos. La mayoría son temporales.
Quimioterapia:
Consiste en el uso de medicamentos, generalmente administrados por vía intravenosa, que viajan por el torrente sanguíneo para atacar y destruir células cancerosas en todo el cuerpo. La quimioterapia se administra en ciclos, con períodos de tratamiento seguidos de períodos de descanso. A menudo se usan combinaciones de varios medicamentos.
Posibles efectos secundarios de la quimioterapia:
Son variados y dependen de los medicamentos específicos. Los más comunes incluyen fatiga, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, caída del cabello, llagas en la boca y un mayor riesgo de infección debido a la supresión de la médula ósea (bajos recuentos de glóbulos blancos, rojos y plaquetas). Muchos de estos efectos secundarios son manejables con medicamentos de apoyo y suelen desaparecer después de finalizar el tratamiento.
Terapia Dirigida:
Son medicamentos diseñados para atacar específicamente las alteraciones moleculares o genéticas presentes en las células cancerosas, minimizando el daño a las células sanas. Funcionan de manera diferente a la quimioterapia convencional y pueden ser efectivos en ciertos tipos de cáncer de hueso o metástasis. Algunos también pueden potenciar la respuesta del sistema inmunitario contra el cáncer.
Posibles efectos secundarios de la terapia dirigida:
Dependen del fármaco específico. Pueden incluir problemas gastrointestinales (náuseas, diarrea), fatiga, erupciones cutáneas, hipertensión, problemas hepáticos y otros. A menudo son diferentes a los de la quimioterapia y pueden ser más manejables a largo plazo.

Estudios Clínicos:
Ofrecen la oportunidad de acceder a tratamientos experimentales o nuevas combinaciones de terapias que aún no están ampliamente disponibles. Participar en un estudio clínico puede ser una opción para algunos pacientes, especialmente si los tratamientos estándar no han sido efectivos o si buscan las terapias más novedosas. Los estudios clínicos son cruciales para avanzar en la comprensión y el tratamiento del cáncer.
Otros Tratamientos (Complementarios y Alternativos):
Es común que los pacientes busquen enfoques adicionales, como vitaminas, suplementos herbarios, dietas especiales u otras terapias. Es fundamental discutir cualquier tratamiento complementario o alternativo con el equipo médico. Algunos pueden no tener evidencia científica de beneficio, ser ineficaces o incluso interferir con los tratamientos médicos convencionales o ser peligrosos.
La elección del tratamiento es una decisión conjunta entre el paciente y su equipo médico, basada en una evaluación cuidadosa de todos los factores.
Tabla Comparativa de Tratamientos Principales
Tratamiento | Mecanismo Principal | Uso Común en Cáncer de Hueso | Efectos Secundarios Típicos |
---|---|---|---|
Cirugía | Extirpación física del tumor | Primario (curativo), Metástasis (control/estabilización) | Sangrado, Infección, Dolor, Cambios funcionales/estéticos |
Radioterapia | Destrucción celular con radiación | Adyuvante (post-cirugía), Paliativa (dolor), Cuando cirugía no es posible | Fatiga, Cambios en la piel, Bajos recuentos sanguíneos |
Quimioterapia | Medicamentos que matan células cancerosas | Neoadyuvante (antes de cirugía), Adyuvante (después de cirugía), Metástasis | Fatiga, Náuseas, Vómitos, Caída del cabello, Riesgo de infección |
Terapia Dirigida | Bloqueo de vías moleculares específicas | Ciertos tipos de cáncer/metástasis | Erupciones cutáneas, Problemas gastrointestinales, Fatiga, Hipertensión |
Preguntas Frecuentes sobre el Cáncer de Hueso
- ¿El cáncer de hueso es hereditario?
- Si bien algunos síndromes genéticos raros pueden aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer de hueso, la mayoría de los casos no están claramente ligados a la herencia familiar directa. La mayoría de las mutaciones ocurren de forma espontánea.
- ¿Se puede prevenir el cáncer de hueso?
- A diferencia de algunos otros tipos de cáncer, el cáncer de hueso primario no tiene factores de riesgo modificables bien establecidos que permitan una prevención efectiva. Factores como la edad, el crecimiento óseo y ciertas condiciones genéticas no se pueden cambiar. Sin embargo, evitar la exposición innecesaria a la radiación puede reducir un riesgo leve. Lo más importante es el diagnóstico temprano.
- ¿Qué significa tener metástasis en los huesos?
- Significa que un cáncer que comenzó en otra parte del cuerpo se ha diseminado a los huesos. No es cáncer de hueso primario, sino una etapa avanzada del cáncer original. El tratamiento se dirige al cáncer de origen.
- ¿El dolor es siempre un síntoma de cáncer de hueso?
- No. El dolor óseo puede ser causado por muchas otras condiciones, como lesiones, artritis o infecciones. Sin embargo, el dolor persistente, que empeora con el tiempo o la actividad, o que no mejora con el reposo, debe ser evaluado por un médico.
- ¿Cuánto dura el tratamiento?
- La duración del tratamiento varía enormemente dependiendo del tipo y etapa del cáncer, la respuesta al tratamiento y los tratamientos específicos utilizados. Puede durar desde varios meses hasta más de un año, seguido de un período de vigilancia.
Después del Tratamiento: Seguimiento y Recuperación
Completar el tratamiento activo es un hito importante, pero el camino no termina ahí. Se inicia una fase de seguimiento a largo plazo para monitorizar la recuperación, manejar cualquier efecto secundario tardío del tratamiento y, crucialmente, detectar cualquier signo de recurrencia del cáncer lo antes posible. Las citas de seguimiento incluyen exámenes físicos, análisis de sangre y estudios de imagen (como radiografías, TC o IRM) de forma regular. La frecuencia de estas citas disminuye gradualmente si no hay signos de cáncer.
Afrontar el cáncer y su tratamiento es un desafío físico y emocional. Muchos pacientes pueden beneficiarse del apoyo psicológico, grupos de apoyo y rehabilitación física para recuperar la fuerza y la función después de la cirugía o la radioterapia. Adoptar un estilo de vida saludable con una dieta equilibrada y ejercicio regular (según lo permita el estado de salud) puede ayudar a mejorar el bienestar general y la calidad de vida.
La información proporcionada aquí tiene fines educativos y no reemplaza el consejo médico profesional. Cualquier pregunta o inquietud sobre el cáncer de hueso debe ser discutida con un médico calificado.
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